Por: Ileanexis Vera Rosado, El Vocero – 09/25/2019
La edificación residencial informal en Puerto Rico fluctúa entre 40% y 54%
En Puerto Rico, la edificación informal ha sido durante generaciones la regla y no la excepción, particularmente en las zonas rurales, y se estima que actualmente la construcción residencial fuera de códigos alcanza entre un 40% a un 54% del total de las estructuras para vivienda en la Isla.
Para el arquitecto Elliot Santos, gerente de operaciones de la Alianza para la Recuperación de Puerto Rico, ese dato representa una gran preocupación para salvaguardar vidas ante el paso de cualquier fenómeno atmosférico o en la eventualidad de un terremoto.
El tema cobra relevancia ante la ubicación geográfica de Puerto Rico y la exposición a temporadas de huracanes cada año, sobre todo luego de la devastación causada por el huracán María hace dos años. También frente a la realidad de una zona sísmica activa, que tan reciente como en la noche del lunes registró un temblor de 6.0 en la escala Richter.
Según Santos, es importante tomar conciencia sobre la situación de la construcción de estructuras en la Isla –y principalmente los espacios habitables- porque representan vidas. Dijo que el reciente temblor surgió de noche, cuando gran parte de las personas se encontraban en sus hogares. Pero igual si hubiese ocurrido de día, las personas están en sus trabajos y los estudiantes en las escuelas, y para proteger lo máximo posible es que se elaboran los códigos de construcción.
La más reciente actualización al código de construcción data de 2018, por lo que entiende que no debe haber mucha construcción que cumpla con todos esos requisitos, que son más rigurosos y garantizan edificaciones con mayor seguridad. Aclaró que los conocimientos previos no eran malos, sino que se trata de ajustes para construcciones más resilientes.
“Puerto Rico cuenta con muy buenos profesionales en los campos de ingeniería y arquitectura que diseñan proyectos que resisten adecuadamente un terremoto, principalmente en las urbanizaciones. El problema estriba en aquellas construcciones montadas sobre columnas de diferentes tamaños, por encima de las laderas de las montañas”, sostuvo.
Explicó que solo basta realizar un recorrido por las áreas rurales y se observan viviendas sobre diversos niveles de columnas, “unas más flacas, otras más anchas, una más largas. Esas cosas preocupan, porque ninguna de ellas es diseñada por ingenieros o arquitectos, ni cuentan con permisos de construcción. Esto representa la vivienda de más de la mitad de la población de Puerto Rico”.
Respecto a los condominios, el arquitecto explicó que muchos deben darse a la tarea de revisar las estructuras y realizar mejoras que permitan atemperar esas construcciones a los códigos actuales.
Santos aclaró que lo importante de que una estructura esté en cabal cumplimiento con los códigos de construcción es que permite que ante cualquier eventualidad, sea un huracán o un terremoto, pueda salvaguardar la vida de las personas.
En el caso de los temblores de tierra, el experto mencionó que tienen diversas intensidades y movimientos y no avisan, por lo cual se debe tener la mejor preparación posible.
Acorde con el proyecto EcoExploratorio, Puerto Rico se encuentra localizado en un área sísmica muy activa, ya que está rodeado de gran cantidad de fallas geológicas. Según la comunidad científica, un terremoto de gran magnitud, superior a 7.0, puede ocurrir en la Isla en cualquier momento.
La historia sísmica de la región revela numerosos eventos locales y regionales con magnitudes mayores a 7.0, los cuales han ocasionado daños severos, pérdida de vida y el desarrollo de tsunamis. El último terremoto significativo en Puerto Rico tuvo magnitud de 7.3 y ocurrió en octubre de 1918, evento que cobró la vida de 116 personas.
En los eventos más recientes, la magnitud de los temblores ha figurado entre los 5.0 y 5.8, y el ocurrido en la noche del lunes fue unos de los más fuertes y sentido a lo largo de toda la Isla. Se prolongó por unos 45 segundos.
En su portal, el EcoExploratorio también informa que los mapas de riesgos sísmicos indican que Puerto Rico tienen una sismicidad comparable a la que tiene la región oeste de Estados Unidos.
Pero más importante aun, que la Isla tiene dos regiones de sismicidad diferentes, donde la del área oeste-suroeste es la de mayor peligro de sismicidad fuerte y de hipocentros poco profundos, lo que eleva la peligrosidad de terremotos en esa zona. Esta peligrosidad, combinado con una gran población e infraestructura que no ha experimentado un sismo fuerte en época reciente, resulta en una gran vulnerabilidad al peligro de terremotos en Puerto Rico, y compromete la seguridad pública de todo el País.